Hoy hemos abandonado la plácida Takayama para ir a Kanazawa. Como el tren salía a las 11.00, decidimos aprovechar para volver a ver los mercados matutinos de Takayama, ya que el sábado cuando llegamos sólo pudimos ver parte de los puestos (el mercado terminaba a las 12). Tranquilamente nos dimos nuestra última vuelta por Takayama, viendo puestos de artesanía, de verduras, etc. También pudimos ver uno de los templos (de cuyo nombre no logramos acordarnos), que esta situado en uno de los mercados. Justo en esa plaza tenían puesto un gran tronco de cedro que habían talado el día anterior y que tenía 120 años. Al parecer iban hacer una especie de procesión ese mismo día con ese tronco. Era muy curiosa la forma que tenía el corte, parecía un lápiz gigante…
De ahí nos fuimos al hotel, hicimos el check out y nos fuimos a la estación. Los Japoneses son trabajadores, pero a la mínima aprovechan para clavarse unas siestas, no importan donde estén ni la hora, etc…
Ya en el tren nos dimos cuenta que era el mismo que cogimos de Nagoya a Takayama, es decir, era una especie de regional, no un shinkansen (tren bala), pero con visión panorámica porque el primer y último vagón tenían cristales en la cabina del conductor para ver por donde ibas. El trayecto de dos horas fue muy agradable. Atravesamos diversos valles y casí todo el tiempo fuimos en paralelo a un río. Bajamos de una altura de 1500 metros a nivel del mar. El paisaje era de arrozales, invernaderos, frutales (con un sistema muy curioso de tutorado en forma de paraguas) y zonas boscosas.
El destino de este primer tren era Toyama. Aquí teníamos que hacer un trasbordo para coger un tren bala a Kanazawa. Sólo teníamos 10 minutos para el trasbordo así que ni salimos de la estación de tren para ver la ciudad. Justo este tren bala que conecta Tokio-Toyama-Kanazawa se inauguró hace unos meses.El viaje duro solamente 20 minutos, así que casi no nos dio tiempo ni de acomodarnos en nuestros asientos.
Una vez llegamos a Kanazawa hicimos nuestro ritual: buscar la oficina de información al turismo, coger un plano de la ciudad y preguntar cómo llegar a nuestro hotel. Menos mal que todos los hoteles que hemos cogido están cerca de las estaciones de tren porque nos estamos ahorrando dar paseítos con las maletas. Además, este hotel ha sido de los mejores hasta el momento: más moderno, con habitaciones un pelín más grandes (un par de metros cuadrados cuentan), con masajeador de pies en las habitaciones, jabones de la marca Shiseido y encima tenían un spa-baño típico japonés del que os hablaremos un poco más adelante.
Ya eran las dos de la tarde y comenzamos nuestra andadura por Kanazawa. Para poder visitar el máximo posible en un día, esta vez nos decantamos por coger un bono de un día para coger una serie de autobuses circulares que recorren los principales lugares turísticos de la ciudad. ¡El billete parecía un rasca y gana! (para indicar el día que era valido) Lo primero fue volver a ver la estación de tren, que también era un intercambiador de autobuses. La estación es nueva y tiene una bonita estructura acristalada con un Torii gigante (una puerta) en estilo moderno. También era muy curioso el reloj de agua que tenían en la plaza de la estación.
Cogimos el primer bus para ir a visitar Kenrokuen. Se trata de unos jardines que inicialmente pertenecían a una villa exterior del castillo de Kanazawa. Según la guía se trata de uno de los 3 mejores jardines de Japón y la verdad es que era muy bonito. La guía también dice que su nombre se debe a que cumple los seis atributos para la perfección de un jardín (siguiendo los dictados de de un jardín chino de la dinastía Sung). Estos 6 atributos son: aislamiento, amplitud, artificialidad, antigüedad, agua abundante y amplias vistas. La verdad es que si que parecía que los cumplía. Los árboles estaban perfectamente podados formando capas horizontales de ramas, en muchos casos apuntaladas para poder aguantar el peso sin colapsar. El cuidado del jardín era muy meticuloso, como pudimos ver por las trabajadoras barredoras de césped. Por cierto, que había zonas tapizadas de una especie musgo y otras zonas tapizadas con una especie que no pudimos identificar pero que no era, desde luego, ninguna de nuestras típicas gramíneas que se usan para el césped. El jardín tenía varios pequeños lagos con puentecitos. En uno de los lagos se ubicaba un pequeño islote que llamaban la tortuga, de hecho tiene un pedrusco que hace las veces de cabeza de la tortuga. Esta vez no hemos tenido suerte y no hemos podido contemplar la floración de los lirios, sólo quedaban unos pocos todavía en floración. También hay que destacar la arboleda de ciruelos con más de 100 variedades.
Para matar el hambre en unos puestecitos decidimos comprarnos una especie de tortita de arroz tuneada de especias y un helado de manzana (pero con trocitos de manzana de verdad, muy rico).
Justo enfrente de estos jardines se encuentra el castillo (o lo que queda) de Kanazawa y sus jardines. El castillo se construyo en 1580 y se le llamaba el castillo de los mil tatamis. Fue destruido por el fuego en 1881 aunque han reconstruido parte de los edificios (ya no dejan fumar dentro), en los que entramos, aunque luego nos dimos cuenta que no merecía mucho la pena. En el edificio teníamos que entrar descalzos y tus zapatos los tenías que meter en una bolsa de plástico que tenías que llevar en la mano. Por dentro, no se podía ver mucho, sólo la estructura de madera y unas zonas donde antiguamente tiraban piedras al atacante que pretendía entrar por el foso. También recorrimos los jardines del castillo que tenía una arboleda tan tupida que apenas dejaba pasar el sol. Tenía también unas muy buenas vistas sobre la ciudad porque el castillo estaba justo en lo alto de una colina.
De aquí cogimos un bus para ir a ver el distrito de las geishas (Higashi-chaya-gai). Realmente es un vecindario de callejuelas con casas antiguas de madera, con mucho encanto. Creemos que vimos a una geisha, aunque a saber si era una geisha de verdad o una turista japonesa disfrazada de geisha.
Como estabamos reventaicos, cogimos el bus para que nos diera una vuelta por toda la ciudad porque los buses para los que habíamos comprado el bono acababan a las 18.00 y ya teníamos poco margen de tiempo. Ya cerca de la estación dimos una vuelta por el distrito de samurais, vimos un par de templos e intentamos ver el mercado de Omicho, pero cuando llegamos ya estaban la mayor parte de los puestos cerrados .
Teníamos un hambre que ya no veíamos, así que nos fuimos directos a la zona de la estación en busca de un sitio para merendar-cenar. Lo encontramos en el centro comercial Forus justo al lado de la estación. En la 6ª planta tenían un montón de restaurantes, así que nos dimos un recorrido completo a ver cuál nos convencía. Cada uno de ellos tiene un expositor en la puerta con los platos reproducidos en cera, lo que facilita mucho la elección. Al parecer Kanazawa es famosa por sus platos de pescado en diversas variantes, fritanga, marisco… Hubiéramos querido ir a uno de sushi de esos que pasa en plato delante tuyo en una cinta trasportadora, pero es que tenía una cola de 10 japoneses hambrientos para entrar y no estábamos dispuestos a esperar. Acabamos en uno de pescado y nos pillamos unos platos de noodles: uno de marisco variado y otro de noodles fríos en ensalada de gambas. De entrante pillamos una ensalada de brocoli y gambas muy buena, aunque es difícil comer la lechuga picada tan finita con los palillos.
Ya con el estomago lleno nos fuimos a la estación a reservar billete para Kyoto. En realidad con el japan rail pass no es necesario reservar billete, pero siempre es recomendable y no te cuesta nada, a nosotros nos da más tranquilidad y así sabemos exactamente el tren, la hora, el anden….
De vuelta en el hotel tocaba probar el baño japonés. Para empezar te dan un papel para explicarte cómo funciona esto y te cuentan que hay baños separados para hombres y mujeres. Es más, a la mujer el recepcionista del hotel le tiene que dar un código de números en papel para poder entrar en los baños de mujeres, suponemos que es un control más antipervertidos, aunque también había una señora viejecita de recepcionista que controlaba todo el cotarro. Basicamente el funcionamiento era el siguiente: entras descalzo en el recinto, luego dejas tus cosas en una taquilla, te pones en pelotas, entras en la zona de baños, te limpias primero en la zona de ducha (te sientas en un taburete y te enjabonas y aclaras bien para entrar limpito en las piscinas), ya estas listo para entrar en las diversas piscinas. En las de este hotel había 3 y una sauna mentolada. Una piscina era de agua caliente, en la que te sentabas y te daban chorros, otra era una piscina caliente y otra era una piscina caliente con algunos chorros. En la de hombres también había una de agua fria. Después del baño, te duchabas con jabón otra vez en los taburetes (tenían champu, gel, acondicionador y limpiador facial shiseido). Luego te sales, te secas, te vistes y, en el caso de las mujeres, tenías un tocador donde secarte el pelo, ponerte tónico facial y peinarte (te daban unos peines esterilizados que tenían en unas urnas y luego debe ser que los volvían a limpiar y esterilizar). A los dos nos gusto bastante y fue el complemento ideal para otro día más de palizón para nuestras piernas.
Del baño nos fuimos a la habitación y a la cama. Estábamos reventaicos!
CURIOSIDADES
- Modelo de coche: Aquí abundan las versiones tamagochi (super compactos y cuadrados: sin capó y superreducidos) de coches, además las tienen en sus diferentes versiones: utilitario tamagochi, camión tamagochi, coche de policia tamagochi, coche de bomberos tamagochi…
- Japón es el país del sol naciente, pero vamos que sale el sol a las 4.30 … como se te olivide cerrar la persiana te pegas el madrugón del siglo.