Hoy hemos empezado tarde. Se nota que ya hemos superado el jetlag y ahora lo que tenemos es un cansancio de todo el tute que nos pegamos, así que no hemos llegado a tiempo para los desayunos de nuestra cafetería de confianza ¡mecachis! ¡pero hemos llegado a la hora de su almuerzo!
Teníamos planificado ver la zona de Omotesando, el parque Yoyogui y Shinjuku, hasta que nos hemos dado cuenta que en Tokio se puede visitar el Parlamento (aunque no figura en ninguna de las guías), así que hemos cambiado los planes para poder visitarlo hoy (últimamente nos estamos aficionando a esto de visitar los parlamentos…).
Comenzamos yendo a Harajuku en tren. Allí entramos en el parque Yoyogui, que tiene unos árboles espectacularmente grandes. En medio del parque está el templo Meiji-Jinju y antes de llegar nos encontramos con una especie de mural donde están unas ofrendas de sake a un lado y unas ofrendas en modo de barriles de vino francés al otro lado (será para que los dioses hagan calimocho, jejeje). En el parque también hay unos jardines que ahora están con la floración de lirios (nos hemos perdido la de los cerezos pero pillamos la de los lirios….).
Del parque hemos ido a visitar toda la zona de Omotesando. Es una zona comercial con muchas tiendas, como todo en Tokio. Hay una calle un poco más particular (la Takeshita) con tiendas de ropa para adolescentes y tiendas curiosas. Al parecer los fines de semana aqui es donde se reunen la creme de la creme de los frikis y se visten en modo colegiala, etc…
Luego está la calle principal de Omotesando que es como la calle Serrano de Madrid: llena de tiendas caras. El omotesando hills que figura en todas las guías sólo es un centro comercial pijo de tiendas exclusivas, nada interesante…. Así que nos fuimos andando hasta el parlamento, aunque tardamos un montón, pero de camino nos encontramos con otro cementerio, otro templo (Hiejinja) y, sobretodo, nos permitió hacernos una idea de cómo es la vida cotidiana de está ciudad.
Resulta que el parlamento nacional estaba muy cerca del barrio de Marunouchi y podíamos haberlo ido a ver el martes cuando estuvimos en la zona del palacio imperial, pero como no aparecía en ninguna guía no le dimos importancia y pasamos de ir a esa zona del barrio lleno de edificios de ministerios. Nuestra recomendación es visitarlo el día que se ve la zona del palacio imperial-Marunouchi-Ginza. Visitarlo es muy fácil y gratuito, salen visitas todas las horas, aproximadamente a y cuarenta y dura alrededor de una hora. Se entra por la entrada que está en el lado opuesto a la principal. Te encuentras con unos guardias que, si no saben inglés te sacan una chuletilla en inglés para decirte lo que tienes que hacer: básicamente rellenar un formulario y esperar en una sala que está al lado hasta que llega la hora (en nuestro las 15.40). Hemos tenido mucha suerte porque la visita es en japonés o en inglés (que consiste en que te ponen un video en inglés), pero cuando han visto que éramos españoles le han dicho a un guardia que chapurreaba español que nos acompañara, así que la visita ha sido individualizada: los dos más el guardia. Resulta que el hombre está estudiando español en el instituto Cervantes en Tokio y ha visitado Madrid, así que más o menos, entre las explicaciones del guardia, el folleto en inglés y la grabación que te ponen, nos hemos enterado bastante. El edificio es grande, sobre todo comparado con el Congreso español. Se construyo en los años 20, aunque creó que empezó a utilizarse en 1937. La sala principal donde se sientan los parlamentarios es espaciosa, está recubierta de madera y tiene en el techo una vidriera muy bonita. Aquí los miembros del Gobierno se sientan a los dos lados del estrado donde se dan los discursos y detrás de donde se sienta el presidente hay una cortina, detrás de la cual está el trono del emperador (cuando asiste al parlamento). En el edificio también puedes ver la sala del emperador, las escaleras principales, el hall… y el jardín, donde están unos 47 árboles, cada uno de los cuáles representan una zona de Japón (a Tokio le representa un gingko biloba de 300 años). La verdad es que ha sido una visita muy interesante y recomendable, sobretodo por el guardia, que ha sido muy majetón.
Esta visita nos había trastocado el plan que teníamos, así que lo hemos reestructurado para ver hoy también la zona de Roppongi y la torre de Tokio. Por supuesto, como somos así de labordetas, decidimos seguir yendo andando hasta Roppongi, es decir, otros 40 minutos que nos pegamos a andar rodeados de varios pisos de scalextric. La zona de Roppongi es otra zona comercial (como todas las que tiene Tokio), en la que también hay varias galerias de arte. La principal atracción al parecer son las Roppongi Hills que es un complejo tipo centro comercial donde hay cine, teatro, un rascacielos con vistas (también caro, como la skytree del día anterior). Ahí está la torre Mori de 238 metros, que es otro rascacielos más de entre los numerosos que hay por toda la zona. La verdad es que tampoco tenía mucho que ofrecernos a nosotros, así que nos fuimos a ver si pillábamos de día la torre de Tokio. También fuimos andando, por supuesto, que pensabaís…
Según la guía la torre de Tokio es como una torre Eiffel falsa de colores chillones… no va mal desencaminada porque al final es una estructura metálica de color rojo de unos 333 metros (13 metros más que la de Paris). Antiguamente (se construyó en 1958) debía ser espectacular y debía contrastar con el resto de la ciudad, pero ahora casi no destaca entre tanto rascacielos y tanta torre de comunicación. Además, está situada en la parte baja de la ciudad, muy cerca de los muelles al lado del rio (resulta que estaba cerca del Hanode Pier en el que nos dejó el barco el día anterior y nosotros sin saberlo….). Ya se nos estaba haciendo de noche y no sabíamos si subir a esta torre (que es un poco más barata que la skytree y que la de Roppongi), pero al final decidimos que aunque estábamos superreventados, no íbamos a subir a está sino que íbamos a ir a Shinjuku a subir a las torres del Ayuntamiento de Tokio ¡que son gratuitas y ofrecen mejores vistas!
Después del palizón a andar que nos habíamos metido, ahora si que cogimos el metro para ir a Tochomae, que es la estación más cercana al edificio del “gobierno metropolitano de Tokio”. Entremedias se nos había hecho de noche pero así podríamos observar las vistas nocturnas de la ciudad. Subimos a la torre norte del edificio, concretamente a la planta 45, donde puedes hacer fotos desde todos los ángulos e intentar adivinar los pocos puntos que conoces de la ciudad.., que es enorme…
Ahora si que no nos quedaban más fuerzas para ver el resto de Shinjuku y cómo la guía dice que es un barrio de entretenimiento con tiendas y más tiendas y rascacielos (que ya habíamos visto desde arriba), cogimos el tren de vuelta a casa, digo al hotel, para acabar cenando algo por Nippori.
Ya hemos visto todo, e incluso bastante más, de lo que en principio habíamos planeado ver en Tokio, así que cuando volvamos la última semana del viaje podremos concentrarnos en ver ciudades alrededor de Tokio y el último día quizá podamos repetir alguna zona o ir a Odaiba…ahora a dormir que mañana toca coger el tren bala para ir a Nagoya!
CURIOSIDADES:
- El símbolo de la ciudad de Tokio es el Gingko biloba, así que ese es el símbolo que se puede ver en las alcantarillas, en las farolas, etc..
- Un Japonés cortando JAMÓN!!!