jueves, 11 de junio de 2015

Día 4: 10 de Junio - Un poco de todo…

Empezamos el día en la que ya va a ser nuestra cafetería de confianza. Esta justo al lado de la estación de Nippori en la que comienzan todas nuestras andanzas y está bien porque te sirven dulce, salado, tienen barra libre de café, coca-cola y otros brebajes indescifrables para nosotros. Además, tiene dos cosas buenas. Primero, te ponen cuchillo y tenedor, lo cual está bien porque ¡a ver cómo te comes una tortita con nata con palillos! Segundo, hay un artefacto sobre cada mesa (especie de piedra con pulsador) que si lo pulsas aparece rauda y veloz la camarera para atenderte, por supuesto lo averiguamos haciendo el tonto, así que la pobre vino con cara de ¡ay, estos panolis!

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Al lio: hoy decidimos visitar Asakusa y para bajar el desayuno, decidimos ir andando los 3 kilómetros que nos separaban. Eso nos permitió conocer los aledaños del hotel, aunque hacía un sol de justicia y sudamos la gota gorda. Menos mal que tienen maquinas  de vending por todas partes para comprar bebida…

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En Asakusa lo principal que hay que ver es el templo Senso-ji que data de aproximadamente 1649. De camino vimos de todo, quizá lo más curioso para nuestras inquietudes culinarias sea una pecera llena de calamares y pulpos en la puerta de un restaurante o el cartel que te recuerda que no alimentes las palomas porque ya saben comer solas.

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En los alrededores del templo hay unas calles muy pintorescas con muchos puestos donde venden  todo tipo de productos japoneses (calle Nakamise). La entrada al templo se hace por unas puertas llamadas Hozomon y Kaminarimon de la que cuelgan unas grandes linternas japonesas rojas. Dentro del templo a un lado hay una especie de fuente con agua para lavarte las manos y la boca con ayuda de un cazo (así vas purificado a rezar). Luego subes al templo y sigues más o menos el siguiente procedimiento, por lo que hemos visto en algunos carteles en inglés, tiras una moneda a un cajón con fisuras a modo de ofrenda, haces dos reverencias, das dos palmadas y una reverencia y si hay un cordón gigante haces tolón tolón (esto se lo hemos visto hacer a otros japoneses en otros templos). Al lado del templo también hay una pagoda de 5 pisos, aunque no se podía visitar (o eso creemos).

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Después del paseo salimos al rio que justo pasa por alli (el Sumidagawa) y como ya estabamos molidos decidimos cogernos un crucero por el río. Queriamos haberlo cogido para ir a Odaibo que está en el puerto de Tokio pero no quedaban ya plazas, asi que cogimos el que te lleva hasta el Hanode Pier. El crucero está bien pero te das cuenta de lo ecléctica que es esta ciudad, urbanísticamente hablando: con estrechos edificios viejos que se entremezclan con rascacielos. También tienen bastantes puertas contra inundaciones, que al principio pensábamos que eran esclusas, pero que suponemos deben servir en caso de tsunamis o mareas de tormenta...

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En el Hanode Pier decidimos salir a ver si había algo que ver en los alrededores, pero sólo vimos grandes rascacielos de oficinas y autopistas en scalextric, así que como hacía un calor que no se podía aguantar nos volvimos de vuelta a Asakusa en el barquito.

El barco nos dejaba justo enfrente de un edificio muy cachondo: el de la cerveza Kirin (la cruzcampo de aqui), que tiene un capirote dorado que se supone recuerda la espuma de la cerveza.

Por la tarde, decidimos acercarnos a ver la Torre Tokio Skytree que estaba relativamente cerca en el barrio de Sumida. Pasamos por el parque de Sumida, aunque no estaba muy bien… La torre Skytree tiene tres años y es un piruli gigante  de unos 600 metros de altura, alrededor del cual han construido todo un centro comercial lleno de tiendas. Como era bastante caro subir a la torre (unos 2500 Y) sólo vimos la estructura desde fuera y fisgoneamos un poco entre las tiendas que había de dibujos animados japoneses: flipante la de chorradas que venden de picachus, totoros y hasta una especie de huevo frito que debe ser un dibujo animado muy conocido, porque tenían toda una estantería con todo tipo de merchandising, eso sí, todo bastante raro para unos profanos como nosotros que se quedaron en Goku, Oliver y Benji y Chicho terremoto….

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Como todavía nos quedaban fuerzas decidimos terminar el día en Akihabara (distrito tecnológico). El problema era llegar hasta allí desde la Skytree. La única forma era hacer un par de trasbordos en el metro. Así que por primera vez nos enfrentamos al reto del metro (hasta ahora nos habiamos movido con el cercanias): resulta que cada linea del metro de Tokio lo lleva una empresa distinta, así que lo de hacer trasbordos y comprar los billetes no es tan fácil como pudiera parecer, pero con un poco de paciencia se logro sin problema.

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En Akihabara nos esperaba una buena lección de frikismo informático y de locura en general, porque madre mía…. ese barrio genera epilepsia entre tanto anuncio y tanta música estridente… Esta lleno de  centros comerciales, donde te venden principalmente artículos de electrónica (relojes, cámaras, ordenadores, juegos, etc…) y  pequeños puestos en los que podías encontrar cacharreria de informatica. También estaba plagado de bares en los que te sirven japonesas en modo sirvientas afrancesadas con voz en falsete. Se nos ocurrió entrar en un salón de recreativos y casi nos da un pallus del ruido que allí había, la peste a tabaco y la cantidad de gente jugando a unos juegos muuuuy raros con sonidos estridentes. Después de salir de allí, así lo de las sirvientes afrancesadas parecía algo más normal.

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Y nos volvimos a casa reventados…