sábado, 27 de junio de 2015

Día 21 - 27 de junio - Tokyo, que ya nos vamos!

Hoy las predicciones también daban lluvia y el cielo estaba gris como si fuera a caer la mundial… así que pensamos que podía ser un buen día para visitar algún museo. Bueno, pues al final estuvo todo el día encapotado pero no cayó ni una gota…. Incluso llegó a salir un rayo de sol a las 7 de la tarde cuando estaba anocheciendo…. ¡increíble!

Total, que hoy comenzamos el día otra vez en Ueno, donde habíamos estado justo la primera tarde que llegamos. En el parque de Ueno es donde se encuentra el museo nacional de Tokio, pero también hay otros como el de ciencia y naturaleza. En principio sólo íbamos a ver el primer museo pero de repente vimos la ballena gigante que tienen en la entrada del museo de ciencias y como las ciencias nos llaman más que las letras, acabamos entrando. La pena es que tenían algunas salas cerradas y que la mayor parte de las explicaciones no venían en inglés, pero aún así fue bastante interesante de ver. Primero entramos en un teatro 360º, en el que proyectan dos películas de 15 minutos que puedes ver de pie  en 360º, tipo 3D. Las dos eran en japonés, pero aquí lo importante eran las imágenes espectaculares porque una era sobre la estructura de la Tierra (corteza, manto, etc.) y la otra era sobre la biodiversidad marina. Luego fuimos a ver las salas que tienen sobre zoología donde había una gran variedad de animales mamíferos disecados de todo el mundo, así que podías comparar los tamaños de los bufalos, los gamos, camellos ¡hasta tenían un lince o similar!. También tenían disecados otros animales pero la colección era menos espectacular (aves, réptiles, insectos…). En otra sala tenían colecciones de botánica y de diversos hábitats. Además, habían dedicado una sala a la ingeniería y tenían expuestos un avión, antiguas computadoras y  explicaban los orígenes de la escuela de ingeniería de Tokio y como revolucionaron su industria (a finales del siglo XIX los japoneses se trajeron expertos y profesores de ingeniería y arquitectura para poder modernizar el país). El otro edificio del museo se dedica a aspectos de Japón (su origen, botánica, geología, zoología….).

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De aquí nos fuimos al museo que inicialmente teníamos planeado ir: el museo nacional de Tokio. En él se expone diversas figuras de budas de Japón y de otros países del sudeste asiático, momias egipcias, cerámica china, kimonos japoneses, katanas, armaduras de samuraí, etc….También aquí tenían algunas salas y edificios cerrados, se ve que no hemos tenido mucha suerte….

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Después de tanto museo nos fuimos a dar un paseo por Asakusa, que pillaba más o menos cerca, porque queríamos acercarnos a la zona comercial que había por allí, aunque había más gente que en la guerra, así que después de estar un rato paseando nos volvimos al hotel a descansar un poco las piernas que los museos cansan muchísimo. Esta iba a ser nuestra última noche en Tokio así que antes de salir a cenar dimos una vuelta por la torre de Tokio y vimos el templo Zojoji, que resulta que tampoco lo habíamos visto  porque estaba justo en el lado opuesto del que habíamos visto la torre. Al final acabamos cenando en un sitio que luego averiguamos que era un sitio de barbacoas coreanas (aquí no es tan fácil distinguir un restaurante japonés, chino o coreano salvo que lo ponga claramente). Estuvo divertido, porque no lograbamos entendernos con las camareras, pero al final conseguimos comer panceta a la coreana en hojas de lechuga… ¡vaya idea!

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Se nos olvidaba, resulta que Juan Valdes (el del café de Colombia), en sus años de juventud tuvo que haber echado una canita al aire por tierras niponas. Aquí tenemos las prueba irrefutable.

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