Tras las últimas experiencias en nuestros viajes, estábamos un poco preocupados por el tema maletas. Hay a quien le toca la lotería, pues a nosotros nos toca en los últimos viajes que nos pierdan las maletas, es mas somos los Fabra de la perdida de maletas. Por suerte toda ha ido bien. Ya desde que bajamos del avión se respiraba una calma y tranquilidad por todo el aeropuerto… no se oía una mosca. Todo esta muy bien señalizado, por lo que fuimos directos a pasar el control de pasaportes, recoger maletas (que si, que estaban) y pasar las aduanas. Todo muy simple y sin complicaciones.
Ya con nuestras maletas, compramos los billetes para el tren express que nos dejaría en la estación de Nipori. Nos quedamos un poco alucinados con lo fácil que ha sido todo. De primeras todo tiende a impresionar: el idioma, la madeja de colorines que aqui llaman mapa de metro / tren, etc… pero lo tienen muy bien montado.
Ya en la estación de Nipori, nos fuimos para el hotel (Hotel Lungwood). Como lo pillamos por booking hace tanto tiempo ya ni nos acordábamos. El hotel en general esta bien, buen vestíbulo, buena situación, personal majete, etc… pero, ay los peros,…. resulta que nos han dado una habitación modo hobbit. Es lo más compacto que he visto en habitaciones de hoteles. Pero bueno, es lo que hay… asi que tras hacer un pequeño tetris nos instalamos. Ni que contar tiene que la cama nos daba unos gritos de dos pares de narices…. pero nos mantuvimos fuertes para no caer. Por cierto, al wc solo le falta bluetooth para tenerlo todo… Cuanto botón!
Haciendo de tripas corazón, salimos a dar una vuelta por los alrededores de nippori. Aprovechamos para ver varios templos (Tenonji, Kaneiji, Kiyomizu kannon, toshogu shrine, cementerios, parque de Ueno (el primer parque público de Tokio) y basicamente callejear por Yanaka y por la zona de Ueno. También estuvimos paseando por el mercado callejero de Ameyoko, lleno de tiendas, bares, tiendas de recreativos, girls pub, etc….