miércoles, 24 de junio de 2015

Día 17 - 23 de junio: Nuestro último día en Kyoto

Como hemos ido condensando los días previos en Kyoto hoy tenemos el día libre. Hemos estado viendo a ver que podíamos ver en las cercanías de Kyoto, pero la verdad es que la mayoría de las opciones no estaban cubiertas por el Japan Rail Pass porque se llegaba mejor con la otra línea privada de tren o con el bus. Nuestra elección final fue pasar la mañana en Uji, que es una pequeña ciudad al sur de Kyoto. De hecho está en la misma línea de tren que iba a Nara, si lo llegamos a saber podríamos haber parado allí el sábado cuando fuimos a Nara y haber aprovechado para visitarlo, pero bueno, no somos perfectos y aunque lo teníamos todo más o menos planificado si que hemos ido haciendo bastantes cambios sobre la marcha.

En definitiva, hemos cogido un cercanías que nos ha llevado a Uji en 20 minutos. Lo más importante de esta pequeña ciudad son 2 templos que son patrimonio de la humanidad. Primero vimos el templo budista Byodo-in de siglo XI. Con la entrada se pueden recorrer los jardines y ver la sala del Fénix (el edificio principal) desde fuera. Ahí es donde está la estatua de buda y las 52 figuras que se llaman bosatsu o bodhisattvas. El edificio por fuera destaca por estar rodeado de un estanque y un puentecito muy mono. Luego puedes entrar en un museo donde han hecho una reconstrucción de cómo se debía ver la sala del Fénix originalmente (porque ahora ha perdido bastante esplendor) y es bastante espectacular porque esta rodeado de figuras y grabados muy coloristas (azules, rojos, etc.). En el recinto también se pueden ver otros templos menores y un emparrado de glicinias. Al principio creíamos que íbamos a estar casi solos pero de repente aparecieron de la nada hordas de grupos guiados de jubilados y de escolares, pero todos autóctonos porque había muy pocos extranjeros.

DSC00710DSC00713

Después nos dirigimos a ver el otro templo patrimonio mundial de la Unesco: el Ujigami-jinja, pero antes de llegar tuvimos que cruzar el río de la localidad, que bajaba con gran fuerza, y aprovechamos para ver la pagoda de piedra. Respecto al templo Ujigami-jinja la verdad es que nos dejo bastante fríos, no sé si es que ya estamos inmunizados ante tanto templo pero este no tenía nada de especial a nuestros ojos.

DSC00720DSC00723DSC00728

Para volver a la estación cruzamos el puente más antiguo de Japón (aunque por el que pasas realmente fue rehabilitado en 1997 y no tiene nada de especial). Por cierto, Uji también es famosa por el cultivo del té, de hecho en algún sitio hemos leído que fue uno de los primeros lugares donde se empezó a cultivar. Desde el tren se pueden ver algunas parcelitas cultivadas de té.

DSC00724

Ya de vuelta a Kyoto decidimos volver al hotel para dejar la mochila e ir ligeros de equipaje para darnos una vuelta relajada por el centro de Kyoto alrededor de la calle de Kawaramachi. De camino encontramos un restaurante  con muy buena pinta donde nos pusimos las botas a base de fideo udon con ternera y algunos platos de sushi. El resto de la tarde fue de lo más tranquila paseando entre las galerías comerciales. Como el hotel estaba a unos 20 minutos andando nos volvimos otra vez a descansar y empezar a hacer la maleta porque queríamos hacer algo de tiempo para que se hiciera de noche. Nuestro plan era dar un paseo nocturno por  la zona de Gion- Kiyomizedera y la verdad es que fue un acierto pleno, porque toda esa zona la habíamos visto de día lleno de cientos de turistas y ahora las calles estaban totalmente desiertas, con todas las tiendas cerradas. Fue una pasada pasear sin interrupciones  y captar la esencia del barrio. Sólo te encontrabas de vez en cuando a algún turista haciendo fotos a los templos (aunque estaban muy poco iluminados y con una cámara estándar era muy difícil que salieran bien las fotos). También se veían a algunos turistas esperando/”a la caza” de las geishas de algunos callejones donde les estaban esperando unos taxis. Esto nos pareció por una lado una magnus guirufada y por otro lado una falta de respeto estar persiguiendo a las pobres mujeres por la calle, así que pasamos. Aprovechamos para pasar por el templo de Yisaka-jinga, que  si que tenía un aspecto espectacular por la noche porque tenía todos los faroles iluminados. De aquí nos volvimos callejeando al hotel y casualmente vimos otro templo que no habíamos visto: el Ebisu-jinja que está en la zona más cercana al río. Al final, aunque el día iba a ser tranquilo, nos hicimos andando otros 18 km, así que nuevamente teníamos los pies reventados, pero podemos decir que nos hemos pateado casi todo Kyoto.

20150623_14125320150623_200439

Día 16 - 22 de junio: Himeji y Osaka, el día de los castillos

En un principio íbamos a dedicar todo un día a ver Osaka, pero durante el viaje en tren a Hiroshima nos dimos cuenta que cogiendo otro día ese mismo tren podríamos visitar otras ciudades que están cerca de Osaka: Himeji y Kobe.

20150622_075726

Nuestro primer destino fue Himeji para poder visitar su castillo, que justamente acaba nuevamente de abrir sus puertas al público después de una remodelación. El castillo esta calificado como el mejor de Japón, y es verdad, es una pasada porque es de los pocos originales que quedan y que mantienen su estructura, lo cuál te permite hacerte una idea muy precisa de las funciones que tenía. Por fuera, el castillo también es espectacular porque es bastante alto y de color blanco. Una vez pasado el foso y las puertas exteriores, cuando entras en el edificio del castillo tienes que descalzarte y cargar con tus zapatillas en una bolsa de plástico (como ya nos ha pasado en varios templos), porque todo el suelo es de madera. Vas recorriendo cada una de las plantas del castillo, en las que puedes ver donde ponían sus armas, donde se escondían para emboscar al enemigo… De un piso a otro vas subiendo por unas escaleras de madera bastante empinadas (también denominadas mata-viejas), especialmente teniendo en cuenta la edad medía de los visitantes que allí se congregaban porque estábamos rodeados de grupos de jubilados japoneses (había poquísimo extranjero). Lo bueno es que tenían diferenciadas unas escaleras para subir y otras para bajar. El problema es poco a poco se fue agolpando cada vez más gente en cada planta, hasta que llegamos a la última, que era la más pequeña y en la que habían puesto un pequeño altar para echar ofrendas. El resultado es que en un momento eso se lleno de gente, que encima se acumulaba porque había gente haciendo colar para hacer una ofrenda y gente haciendo cola para bajar las escaleras. Esta claro que se les fue de las manos porque enseguida uno de los organizadores cogió un megáfono en mano y se puso a gritar (en japonés) algo así como a bajar todo el mundo de aquí, para lo cuál tuvieron que habilitar las dos escaleras de bajada y aún tardaron un rato en poner orden. Durante el camino de vuelta estábamos comentando que lo que tenían que hacer era permitir la entrada sólo por cupos de tantos cada X minutos y al rato oímos por megafonía que iban a empezar a controlar la entrada… ¡normal! es que con tantas visitas de grupos colapsan el castillo, porque venían en hordas…

DSC0062920150622_094549DSC00643DSC00645DSC00646DSC00651DSC00654

Luego estuvimos dando una vuelta por el foso y por un edificio exterior donde estaban las habitaciones de las damas, de la princesa, etc….

DSC00658

De vuelta a la estación de tren aprovechamos para pasear un poco por la calle principal y ver algunas tiendas antes de coger el tren de las 12 que nos llevaba a Kobe. La ciudad de Himeji es muy agradable y bulle con actividad. Se les nota que tienen ganas de captar turistas ya que todo son facilidades, incluso tienen un servicio de préstamo gratuito de bicicletas a guiris y españoles.

Tras un breve trayecto en nuestro Shinkasen de confianza llegamos a la estación del tren bala Shin-Kobe (en Kobe y en otras ciudades las estaciones de tren bala y tren no-bala están separadas). Es curioso porque la estación está encajada en un estrecho valle entre dos túneles que atraviesan la montaña y está tan pegada a la montaña que de la estación sale un camino que te lleva a ver unas cataratas tras unos 15 minutos de subida por unas escaleras también telita…. (hoy esta visto que es el día de las escaleras). Vimos las dos cataratas  y la impresionante garganta que se forma. La verdad es que es lo que más nos gusto de Kobe porque el resto no nos triunfo lo más mínimo. Fuimos andando hasta el centro y era extraño porque había grandes edificios y avenidas pero parecía una ciudad vacía, con poca gente y muchas tiendas cerradas. Como ya era mediodía decimos aprovechar para comer aquí la famosa ternera de Kobe. Esa era nuestra intención pero la verdad es que no tuvimos suerte con esta ciudad y nos fue imposible encontrar un sitio donde comer ternera y mira que lo intentamos, pero había muchos que estaban cerrados, en otros no había sitio y otros tenían precios prohibitivos por 80 gr de “chuletón”. Aún así entramos en varios sitios, pero que si había que reservar, que si estaba lleno, que si nos mandaban a otro que estaba a tomar por saco, en fin, al final nos hartaron y acabamos sin comer ternera de Kobe en Kobe (¡lo intentaremos en Kyoto!). Total, ya hartos de dar vueltas por Kobe nos fuimos en un tren local desde la estación central de Kobe a la de Osaka. Kobe se ha ganado a pulso el titulo de la ciudad chunga de Japón. 

DSC00672DSC0067820150622_13055720150622_13095420150622_13303620150622_134244

Osaka es una ciudad enorme y moderna, pero con poco que visitar. Su principal atracción era el castillo de Osaka, así que allá que fuimos cogiendo otro tren de cercanías circular que nos llevaba cerca del castillo y el parque que lo rodeaba. El castillo está rodeado de dos grandes fosos con agua, uno de ellos con categoría de océano pequeño. Tenía unos 6 pisos y era blanco y dorado, pero este castillo no había mantenido la estructura original , sino que el edificio actual es una reconstrucción en hormigón de 1931. Sobretodo se nota en el interior porque han montado un ascensor que te sube casi a la última planta y un museo sobre el castillo, es decir, por dentro todo es moderno y ha perdido totalmente la estructura de castillo. Aún así esta muy bien poder subir al mirador de la última planta y observar el skyline de Osaka con sus rascacielos. A parte de la vista, que era buena, corría un brisa de lo mas agradable.

DSC00686DSC00689DSC00692DSC00702DSC00706

Después de visitar el castillo y ver un poco de Osaka nos volvimos otra vez a Kyoto porque estábamos muy cansados, así que desde la estación de Osaka nos cogimos un tren local que en unos 40 minutos que nos llevó nuevamente a Kyoto (el tren bala te lleva en 18 minutos pero desde la estación de Sin-Osaka).

De vuelta al hotel nos fuimos a descansar y a cenar (hemos probado la anguila… no esta mal, aunque le ponen una especie de “algo” rallado blanco que deja al wasabi a la altura del betún. Se nos han saltado las lagrimas con solo probarlo).

Día 18 - 24 de junio: volvemos a Tokio y visita a Kamakura

Hoy nos toca volver al punto de origen del viaje: Tokio. Aunque ya lo tenemos controlado si queremos aprovechar para ver destinos que estaban cerca y que en la primera parte del viaje no pudimos ver por centrarnos en la propia ciudad. Vamos a darle una nueva oportunidad al dicho de por aquí de que a quien madruga Buda le ayuda, así que hemos reservado en el tren bala de vuelta a Tokio para las 8.33 porque queríamos llegar más o menos pronto y que nos diera tiempo a visitar otra ciudad cerca de Tokio usando el Japan Rail Pass (que se nos acaba mañana). Un pequeño video de “la vida en un tren bala”: https://www.youtube.com/watch?v=pA67XXtC54w

Es una pena que ahora que ya le hemos cogido el tranquillo a la estación de Kioto tengamos que dejarla. Como vamos por el Japan Railway Pass no podemos usar las puertas automáticas, sino que tenemos que ir por el control manual y después de una semana el de la entrada ya nos tenia fichados. Lo que es increíble es el volumen de tráfico ferroviario que tienen: cada 10 minutos han salido trenes bala de 16 vagones cada uno con dirección a Tokio en dos andenes y los trenes van llenos. Además, aquí si que no vale llegar tarde porque no sólo es que sean muy puntuales, sino que además, en general tienes de margen sólo un par de minutos desde que llega el tren para subirte.

El viaje ha durado 2 horas y medía porque con el Japan Rail Pass no podemos coger los trenes nozomi que son más rápidos y hacen muy pocas paradas. A las 11 hemos llegado a la estación central de Tokio y otra vez hemos tenido que desempolvar nuestros conocimientos de la línea de cercanías circular que nos lleva al nuevo hotel que esta vez hemos reservado cerca de la estación de Hamamatsucho. Resulta que al final el hotel está cerca del Hanode pier, en el que estuvimos cuando hicimos el minicrucero y también muy cerca de la Tokyo tower. La zona está rodeada de rascacielos de oficinas y sólo se ven oficinistas por todas partes.

20150624_115839

Tras el check in hemos descargado las maletas (que gustico) para volver a la estación central de Tokio a coger el tren que nos lleva a Kamakura, una ciudad costera al sur de Tokio que también fue capital de Japón, donde queríamos ir a ver a otro gran buda y los templos de alrededor. Para ello hemos cogido un cercanías que en menos de una hora nos ha dejado allí. Primero hemos visitado el santuario Tsurugaoka Hachimangu, que tiene un pequeño lago con una selva de nenúfares y está dedicado al dios de la guerra. Este templo estaba decorado con cintas de colores que le daba un cierto toque carnavalero. Que la ciudad esté al nivel del mar es una alegría en lo que a brisa se refiere… cuando no hay brisa, sudamos pero como pollos! ojú que caló.

DSC00734DSC00735DSC00742DSC00752DSC00755

Después de la visita hemos hecho una parada técnica para comer y nos hemos ido pitando para la otra zona de templos que está en la otra punta de la ciudad. La verdad es que la ciudad estaba a rebosar de gente y de coches y cuando hemos llegado al templo de Hasedera nos hemos dado cuenta de las hordas que allí estaban concentradas.  Había un sendero de horquídeas y nos ha sido imposible visitarlo porque nos han dado número para dentro de medía hora y no nos iba a dar tiempo a verlo y a ir a ver el gran buda. Así que aprovechamos para echar las vista desde el mirador que tiene. Ya en la parte baja del recinto del templo había una cueva en cuyo interior había multitud de minibudas. Era muy interesante,  ya que estaba totalmente a oscuras, iluminada por velas y con unas piscinas naturales. Hay tramos en el que la cueva pasa a tamaño hobbit y se hace complicado andar. En esta cueva la cámara y su flash lo tuvieron que dar todo.

DSC00759DSC00764DSC00767DSC00776DSC00777DSC00780

Cómo los templos cierran a las 17:00 nos hemos ido pitando a ver al Daibutsu, que es una estatua de bronce de 10 metros de altura del buda y data del siglo XIII. Dicen que se inspira en el gran buda que ya vimos en Nara, aunque el de Kamakura está al aire libre porque al parecer el salón en el que estaba situado fue arrasado por un tsunami en 1495. Puedes entrar dentro de la estatua para ver el interior (esta todo hueco) y la verdad es que es curioso ver el ensamblaje, aunque hace un color allí dentro…. El Buda tiene unas ventanas en la espalda, pero ni con ellas abiertas de par en par de conseguía una atmosfera respirable. Lo curioso de verlo pon dentro es ver los empalmes de las placas de metal que utilizaron para su construcción y pensar que hicieron todo esto hace más de 700 años. No había mucha gente por lo que la visita fue agradable: grupos de niñas de excursión escolar que podrían desfilar el 12 de octubre, parejas en el que el bolso más grande lo lleva el chico, etc.. de todo un poco.

DSC00786DSC00802DSC00798DSC00799DSC00795

Después de ver el gran buda queríamos ir a ver la playa, porque Kamakura ¡tiene playa! aunque los carteles que están por todas partes te recuerdan que existe la posibilidad de tsunami pues te da una tranquilidad buena buena. Que si suena la alarma de tsunami que corras, que si ves algo raro en el mar pero no ha sonado la alarma de tsunami pues que corras también… vamos que es el sitio ideal para ir a estar relajado y sin preocupaciones. Por otro lado tampoco es un sitio idílico, supongo que en Japón le tienen algo de mania al mar (al menos a nivel residencial por lo que hemos visto en el viaje). La playa estaba bastante mal, sobretodo para los estándares españoles y ni había paseo marítimo, ni tenía un buen aspecto todo lleno de pseudo chavolas, la playa estaba sucia, no había servicios, etc… que no, que esta gente no es de playa. Parecía como si estuvieran montando ahora algunos chiringuitos aunque el aspecto era como de chamizos. Tampoco había nadie bañándose, aunque el agua estaba caliente y había muy poquitas personas en la arena.

20150624_164813DSC00806

Dando una vuelta por playa el mar nos ofreció una cena gratuita basada en sushi, pero que declinamos.

DSC00815

Tras el paseito playero, nos volvimos para el centro de la ciudad (y ya de paso ganamos algo de altura. Toda la ciudad esta llena de carteles que te dice a que altura sobre el nivel del mar estas y cual es la ruta de escape si hay un tsunami) y cogimos el tren de vuelta para Tokio.

Ya cansados nos hemos vuelto a Tokyo al hotel a descansar un poco antes de volver a hacer un reconocimiento de la zona en busca de un lugar para cenar. Al final hemos acabado en una Izakaya (pub japonés) porque nos gusta el ambiente lleno de oficinistas tomando cervezas y pasándolo bien. Contrasta con el silencio sepulcral con el que los ves en el tren o por la calle.

DSC0081620150624_203226