Tal y como pronosticábamos, nuestro colega el jet lag nos ha pegado una buena leche. Después de estar con los ojos como platos desde las 02:00 am dando vueltas en la cama y trasteando por la habitación hemos ponernos en marcha a las 06:00. Eso si, salimos ya de día… que aquí amanece a las 05:30. Por cierto hoy amaneció un día en el que estaban cayendo chuzos de punta (en Japonés, nokeda na seko) y tras la revisión del pronostico del tiempo estaría así hasta las 10:00 aprox.
Así que a las 6:00 ya estabamos saliendo del hotel camino del mercado del pescado de Tsukiji (había que aprovechar el madrugón). Lo primero que hemos hecho es comprar otro paraguas en el supermercado family mart de al lado del hotel, porque ha estado diluviando de lo lindo casi toda la mañana. Por cierto, en ese supermercado (tipo seven & eleven) venden de todo: comida curiosísima, bebidas de miles de sabores, papelería, mascarillas, pestañas postizas y camisas blancas para los oficinistas que no han podido volver a sus casas para cambiarse...
En cuanto al tren, seguimos bastante sorprendidos de lo relativamente fácil que es cogerlo. En la estación que tenemos cerca del hotel (Nippori) sólo tenemos dos líneas (la del aeropuerto) y la circular (yamanoto line, que es la que más utilizaremos). Lo de coger el billete tampoco es tan difícil, aunque enfrentarte a la maquina expendedora intimida hasta que le das al botón en inglés. Aún así, hay que echarle imaginación para averiguar de cuantos yenes quieres el billete (porque pagas por duración del trayecto), sobretodo es difícil porque los mapas que te ponen para ver las estaciones están todos en japonés (de ahí que tengas que intuir por donde esta tú estación o consultar el mapa que viene en la guía de Japón). También es fácil distinguir cual es la estación en la que tienes que bajarte porque el vagón tiene una pantalla que te lo pone en inglés. Por cierto, es increíble lo silencioso que son los vagones de tren incluso en hora punta: todo el mundo está en completo silencio y está prohibido hablar por el móvil.
Para ir al Mercado del pescado hemos ido en tren hasta Shinbashi y luego de ahí hemos callejeado hasta encontrar el mercado (todavía no nos vemos muy sueltos para hacer trasbordos del tren al metro). El mercado de Tsukiji nos ofrecia varias posibilidades para visitarlo. Podríamos haber ido a ver la subasta de atunes, pero para eso tienes que ir a las 5 am para entrar en un grupo de 60 a las 5.25 (y luego hay otro segundo grupo de 60 personas que entra a las 5.50). Decidimos no ir por varias razones: a esas horas no hay transporte público, ¿que haces desde las 6 que termina la subasta hasta las 9 que puedes ver el mercado de mayoristas (no limpio pescado)? y lo fundamental: no íbamos a enterarnos de nada porque no tenemos ni idea de japonés. Por este motivo, decidimos pasar de la subasta.
Primero estuvimos haciendo tiempo hasta las 9, dando un paseo por la zona de tiendas y restaurantes que están dentro del mercado. Es interesante porque venden cuchillos, utensilios de cocina, souvenirs y ya pudimos bichear en busca de algún restaurante de sushi para después. También estuvimos dando una vuelta por las calles aledañas al mercado, donde venden también productos de todo tipo supercuriosos (encurtidos, pescado, algas, especias, etc…). Al lado del mercado también hay un pequeño templo que hemos visitado. Acabamos tomando un café mientras escuchábamos a Serrat en modo instrumental…
A las 9:00 los turistas podían entrar en la zona del mercado de mayoristas de pescado. El mercado realmente tiene varias zonas (una para frutas, otra para pescado seco, etc.), pero la única visitable es la de las tiendas, la de la subasta (si llegas a la hora) y ésta de mayoristas del pescado. Para entrar hay que cumplir varias normas que se resumen en que no molestes y dejes trabajar a la gente porque allí no puedes comprar tú, es sólo para mayoristas, y ahí mucho tráfico de gente, bicis, motocarros (¡muy curiosos!), etc. El mercado es gigante y los puestos están casi hacinados, así que sólo tenías un minipasillo para poder pasar. Está genial para todo aquel que le guste ver los mercados. Aquí, como en Hong Kong, también mantienen parte del pescado vivo en pequeñas peceras o bandejas, pero también tienen género en bandejas de poliespan con hielo y una bandeja transparente encima e incluso con hielo seco. Otra diferencia con los pestilentes mercados de pescado de Hong Kong, es que este no olía mal, lo cuál es difícil si tenemos en cuenta las toneladas de pescado que se venden allí. El género que allí te encuentras es espectacular: atunes con una pinta estupenda (y pescaderos cortándolos a Katana), cangrejos, langostinos, cabracho, super-cañaillas, megaberberechos…. todo de un tamaño gigantesco, a lo godzilla!
Sobre las 10 “ya estaba todo el pescado vendido” y como llevábamos desde las 02:00 dando vueltas las tripas nos pedían una ofrenda, por lo que nos fuimos en busca de algún restaurante de sushi de los que están dentro del mercado. En muchos había colas kilométricas pero encontramos uno en el que había sitio y podíamos identificar visualmente lo que íbamos a pedir. Lo malo es que te hacen que cada persona haga un pedido, porque nuestra idea inicial era compartir un plato (a las 10 de la mañana como que no nos apetecía tanto un platazo de sushi cada uno). Al final, que narices, desayuno de campeones: cerveza y sushi a cascoporro: makis y sashimi para todos! Todo estaba muy rico. El cocinero te los va haciendo uno a uno y tarda un ratillo, lo cual está bien porque te da tiempo a ir comiéndolos tranquilamente mientras ves como lo hace. De sabor, quizá le echan demasiado wasabi picante, que enmascara el sabor de pescado.
La siguiente zona que queríamos ver hoy era la zona de Ginza-Marunouchi, qué esta a continuación del mercado, así que continuamos pateandonos la ciudad. Esta zona tampoco tiene mucho que ver. Ginza es más una zona comercial de tiendas caras. Al parecer antiguamente fue una de las zonas mas modernas de Tokio y de las primeras en tener farolillos de gas. Tienen varios edificios de marcas comerciales interesantes. Por ejemplo, el de la tienda Hermes de bloques de vidrio y que además tenía un escaparate de lo más particular: ¡la última moda para colmeneros con abejas gigantes! (jejeje).
Por supuesto también visitamos el edificio Sony, aunque para nuestro gusto decepciona un poco. Vimos una exposición que tienen sobre la historia de Sony y algunos de sus artilugios, pero es un poco pobre porque al final sólo tenían cuatro cosillas teniendo en cuenta la cantidad de aparatos que podían haber puesto. La tienda está bien porque tienen todos sus productos para poder utilizarlos allí, especialmente las cámaras que puedes usarlas allí mismo.
De ahí fuimos a la zona de Marunouchi, que es un barrio financiero, repleto de edificios de oficinas y pequeños rascacielos (porque tampoco son muy altos). Lo que impresiona es que casi todos van vestidos igual: ellos con camisa blanca y pantalón de traje negro; en ellas hay mas variedad pero una gran mayoría van vestidas como si fueran azafatas con traje de chaqueta y falda oscura y tacón bajo. En este barrio también está la estación central de Tokio, que es un edificio de ladrillos que ha sido modernizado hace poco.
Para finalizar nuestra ruta por la zona de Marunouchi nos hemos acercado al palacio imperial, aunque realmente no puedes ver mucho porque no se puede entrar al palacio (excepto reservas con gran antelación), así que nos hemos quedado en una explanada desde la que se ve el foso de la antigua ciudad y castillo y parte del jardín. Las vistas de la zona ajardinada (cuidada al milímetro y con el césped mejor cortado que el Bernabeu) y los edificios modernos del barrio de Marunouchi le dan un bonito contraste. También nos pareció muy curioso la forma que tienen los jardineros de limpiar los terraplenes de la parte del foso, con una pendiente de 70º por lo menos…. a mi me recordaban al juego de los lemmings.
Las fuerzas ya no nos daban para más así que nos hemos vuelto al hotel a reponernos un poco. Hemos cumplido la planificación de hoy: ¡misión cumplida! Ya en el hotel, hemos optado por una power-nap de un par de horas, por lo que mas que power-nap ha sido una siesta de pijama y orinal. Cuando nos hemos levantado (menudo lio de día y de horas), ya con las pilas cargadas hemos decido ir a dar una vuelta y cenar por la zona de Shibuya. Esta como a 30 minutos en tren del hotel así que nos hemos vuelto a poner en marcha, marcha…
Llegamos la parada de Shibuya y es la primera vez que tenemos la sensación de estar en el Japón que esperábamos… estar rodeados no de cientos sino miles de personas haciendo rafting por la estación para llegar a su destino. Cuando salimos esta sensación se hizo más fuerte al salir a una plaza donde la música y demás sonidos estridentes lo inundaba todo. Salimos por la salida de Hachiko, que era el perro que se quedo esperando a su amo (que había muerto) durante años. Este caso se hizo sobre todo famoso por una peli de Richard Gere. Esto también pasó en Cádiz pero como al final no salió la peli, pues no se ha hecho famoso. En la foto podéis ver que le han puesto una banda por sus méritos, el pobre parece una miss Venezuela.
En resumidas cuentas, salimos y vimos la estatua a tan fiel perrete. Había gente para dar y regalar, como para que se te quiten las ganas de contarlas, así que fuimos esquivando hasta llegar al famoso cruce de Shibuya. Este cruce consiste en un par de pasos de cebra y en cuanto el semaforo se pone en verde,la gente de cada acera se tira para la otra de un modo que nos recuerda las batallas de Braveheart. Ya en el otro lado, nos acercamos al starbucks a ver el cruce desde arriba para contemplar el espectáculo… ahora desde la barrera.
Una vez superada la “prueba” de cruzar la calle, optamos por dar una vuelta. La zona esta llena, pero llena llena de tiendas y restaurantes. Todos están a su vez rodeados de carteles chillones, luces y música para hacerse notar, algo harto complicado dada la saturación sensorial. Por la zona estuvimos viendo reflejos familiares en forma de zara y berska… Después de dar una vuelta nos fuimos a comer algo que ya el sushi sepa donde narices estará. Acabamos en un restaurante que funciona con tickets (como los bares en España durante romerías y fiestas de guardar): en el que tienes una maquina en la entrada, metes el dinero y pinchas sobre lo que quieres, te sale un ticket que se lo das a la camarera. Nos pedimos un par de platazos que fuimos incapaces de terminarnos, son totalmente exagerados! Por cierto, mi camiseta volvió a cenar… comer con palillos y no salpicarse es como ir a la playa y no mojarse ni los pies.
Despues de cenar, una vuelta para bajar la comida, tren y de vuelta al hotel… esta vez me da que tenemos al jet lag mas controlado…
CURIOSIDADES DE HOY
- FUMAR. No acabamos de pillar el concepto. Hay calles donde se prohíbe fumar en la calle (te lo marcan con una señal en el suelo), pero luego se puede fumar sin problema en restaurantes y cafeterías, e incluso hoy en el mercado había vendedores que estaban fumando a la vez que colocaban el pescado… Para los fumadores te encuentras en la calle algunas áreas de fumadores que son como un rodal separado de los demás…