miércoles, 17 de junio de 2015

Día 11: 17 de junio - Kyoto Imperial

Hoy teníamos como propósito visitar desde muy temprano el casco antiguo de Kyoto: el castillo Nijo-jo, el palacio imperial, algunos templos que nos encontremos en nuestro camino, el mercado de Nishiki y la zona comercial de Teramachi. Nuestra intención era hacerlo todo andando porque pilla más o menos cerca del hotel…

DSC09969DSC09970DSC09971

Nuestra primera parada, además de visitar el Lawton station (tienda tipo Family mart y seven eleven que tenemos al lado del hotel) para coger nuestro desayuno, ha sido el castillo  de Nijo-jo. La guía decía que habría a las 8.45. Nosotros hemos llegado a las 8.50 y eso estaba a reventar de grupos guiados y excursiones de colegios: al que madruga, Buda no le ayuda… La visita ha sido un poco agobiada entre tanta gente, especialmente en el primer edificio que se visita del palacio de Ninomaru. Luego ya, tras unos acertados recortes, nos hemos desembarazado de los grupos guiados y ha sido más relajado. Realmente sólo te dejan entrar en un edificio, que si no recordamos mal tenía unas 33 habitaciones y 800 tatamis. Las tienes que recorrer descalzo porque todo el suelo es de madera. En las habitaciones no se podía entrar, lo veías desde los pasillos de fuera. Estas habitaciones tenían bonitas pinturas doradas, aunque algunas estaban restaurandolas y los suelos de esas salas estaban recubiertos de tatamis. El edificio es impresionantes por sus dimensiones e impresiona pensar cual sería el trasiego en su momento de plena actividad.

DSC09972DSC00015DSC09977DSC09983DSC09980

Luego se pueden visitar los jardines del palacio, que están situados entre las dos líneas de defensa del castillo y el foso. Es un bonito jardín japonés, del estilo de los que estamos encontrando: estanques, césped muy cuidado, árboles muy podados (cipreses, cerezos, ciruelos, pinos).

DSC09986DSC09993DSC09995DSC09999DSC00013DSC00006

La siguiente parada era el palacio imperial y los jardines que le rodean. Desde el hotel a través de internet habíamos intentado reservar hora pero nos daban para dentro de una semana, así que nos hemos presentado en el centro de información del palacio y resulta que sí tenían plazas para un tour guiado en inglés a las 14.00.  En esta misma zona también esta el palacio de Sento Gosho, para el que también hay que pedir reserva, pero el tour guiado era a las 13.30, así que no podíamos hacer los dos a la vez. Para hacer tiempo hemos dado una vuelta por el parque-jardín que es bastante impresionante por los gigantescos árboles  y las grandes extensiones abiertas. Lo malo es el puñetero pavimento de gravilla fina que te destroza, sería muy bueno para enterarse de sí venían intrusos pero es un puñeta para andar y no te digo ya para las incautas que llevaban tacones…

DSC00023DSC00026DSC00029DSC00030

Como todavía teníamos tiempo hasta las dos nos fuimos al noreste de la zona del palacio hasta un parque que tenía un santuario: el Shimagomo. De camino vimos una galería comercial autóctona, es decir, de las de barrio, sin turistas, así que hemos ido entrado en las tiendas de supermercados a ver que tenían, etc. El santuario de Shimagomo era pequeñito, pero con unos llamativos torii rojos (según la tradición Japonesa el rojo ahuyenta a los demonios… ay rojo que te cojo). Lo curioso es que en el lateral tenían un tipo de ofrenda o lo que sea, que no habíamos visto hasta ahora. Se trata de una especie de tablillas redondas de madera sobre las que podías pintar caras o no sabemos qué (porque no tenemos ni idea de japonés). Era la primera vez que lo veíamos. Hasta ahora habíamos visto: los omikuji, que son tiras de papel donde al parecer figuran escritos sobre tu fortuna (si vas a tener buena suerte, etc.), estas tiras las puedes “comprar” en una especie de tienda que hay al lado de los templos; también creemos que hay unas tablillas de madera escritas que se suelen situar al lado de los templos), pero no sabemos exactamente el significado.

DSC00033DSC00036DSC00041DSC00048DSC00049DSC00055DSC00059

Por fin eran las 13.30, que era la hora a la que nos han dicho que teníamos que ir para poder ir entrando todos y esperar en una sala de espera a que llegará la hora del tour guiado. Nuestra sorpresa es que allí estábamos como 75 personas con un sólo guía que nos fue explicando todo en “inglés”. El impresionante recorrido por el inmenso palacio imperial es todo desde el exterior de los edificios sin entrar en ellos.  Aún así aprendimos algunas cosas interesantes:

  • En la sala donde recibían a las visitas había varias salas en función del rango: la clase baja estaba en la sala con tatamis con bordes rojo y las de clase media alta en sendas salas con tatamis de borde blanco.
  • La zona geográfica de “mala suerte” es el noreste: que es por donde vienen a Japón todas las cosas malas. Por eso, en la esquina noreste del palacio lo achaflanaron para poner una estatua de un dios que contrastara el efecto pernicioso de la mala suerte del noreste.
  • Nos enseñaron como se construían los tejados de este palacio y de algunos templos en la antigüedad.  Se hacían con laminas de la corteza del ciprés japonés, siguiendo una técnica similar a la que empleamos en España con el corcho. Esas tablillas se van apilando unas con otras hasta formar espesores de varios centímetros. Esas tablillas se unían con pequeños palillos de bambú. Cómo ese material se deteriora, tienen que cambiar el material cada 30 años aproximadamente. Obviamente, actualmente el coste de tener tejados de ese material es altísimo, por lo que sólo se usa para reconstrucciones de edificios antiguos.
  • También nos contaron que cuando en 1869 el emperador decidió cambiar la capital de Kyoto a Tokyo, muchos templos y edificios que estaban dentro del palacio imperial se desmantelaron y se trasladaron a otro lugar. Ese es el motivo por el que ahora en el palacio imperial se ven muchos espacios abiertos.
  • Los colores rojos y blanco son los de buena suerte para los japoneses, por eso los han puesto en su bandera.
  • Los pabellones del palacio no parecían estar muy pensados para el frio porque esta todo abierto y las puertas correderas no tenían vidrio, sino papel de seda. Para ayudar un poco tenían unos paneles de bambú y también ponían unos braseritos… estos no conocían la mesa camilla.
  • Fuego: El palacio parece que es como las fallas pero cada mas tiempo. Se les ha quemado varias veces: o los bomberos no funcionan bien ó no se han dado cuenta que fumar entre tanta madera no es buena idea. Quizás se deberían planear el hacer los castillos/palacios de piedra/ladrillo. No se a modo de sugerencia. 

DSC00072DSC00076DSC00075DSC00077DSC00081DSC00089DSC00091DSC00095DSC00099DSC00103DSC00108

Después de la visita nos fuimos a ver la zona del mercado de Nishiki y las calles aledañas. Hemos tenido que apretar el paso porque ha empezado a chispear, y por chispear me refiero a goterones  de  medio litro cada gota. Lo bueno es que enseguida hemos pillado la calle Teramachi que tiene toda una galería comercial de puestos y tiendas bajo techo.  Por fin, hemos llegado a la zona del mercado de Nishiki, que es algo muy similar: una galería comercial bajo techo, muy estrecha, con muchos y variados puestos, aunque la mayoría ya no eran del típico mercado, sino más bien orientados al turista. Nos gusto mucho más el mercado Omicho de Kanazawa.

DSC00112DSC00115DSC00119DSC00120

A todo esto, estábamos todavía sin comer y sin parar de andar, ya ni veíamos del hambre que teníamos, así que ni tiendas ni leches. Nos fuimos a comer un okonomiyaki (como una pizza de masa de repollo y huevo y un montón de cosas encima ) y yakisoba (noodles fritos). Hemos optado por coger un menú combinado donde nos daban dos bolas de arroz rellenas de O.C.N.I. (Objeto Comestible No Identificado) con un miniacompañamiento de encurtidos amarillo y rosa que desconocemos pero que estaba bueno. En el menú también venía una sopa de miso (soja fermentada) y por último una especie de sartén con la mitad de okonomiyaki y la mitad de yakisoba, para así poder probarlo todo de una vez. Nos ha entrado de lujo, porque ya no podíamos con nuestra alma y teníamos los gemelos palpitantes después de 18 kilómetros andando, según google fit.

DSC00128

El día se estaba complicando por momentos. Había unos nubarrones….El día había estado aguantando bastante soleado, comparado con las predicciones que daban ayer (chubascos a lo largo de todo el día). Pero al final, cayo un megachaparrón justo cuando ya íbamos camino del hotel y sólo nos faltaba 10 minutos para llegar. Menos mal que llevábamos los paraguas, pero aún así, era el típico tormenton que daba igual que llevarás paraguas porque acababas como una sopa.

DSC00129DSC00131DSC00135DSC00136

Al final, reventados después de 20 km andando y algo mojados, hemos acabado en el hotel. ¡Había que probar el baño japonés de este hotel! Las reglas son como las que contamos del de Kanazawa. Este era más pequeñito, con una sola piscina de agua muy caliente, pero lo mejor son las vistas porque está en la planta 13ª y puedes ver la torre de Kyoto  de fondo.

Mañana será otro día. Dan lluvia… esperemos que se equivoquen.