jueves, 25 de junio de 2015

Día 19 - 25 de junio: Nikko, el Kioto del norte

Hoy no teníamos muy claro que visitar. Estábamos entre ir a acercarnos a ver el monte Fuji o ir a Nikko. Hemos ido a la oficina de turismo a preguntarles y nos han recomendado que no fuéramos a los alrededores del monte Fuji (a Kawaguchico o Hakone) porque estaba nublado y no íbamos a poder ver las vistas de la montaña (y mañana tampoco porque entra un frente que va a traer lluvia todo el fin de semana). Monte Fuji, te quedas como pendiente para el próximo viaje a Japón.

Al final hemos decidido irnos a Nikko, que es una ciudad a unas 2 horas al norte de Tokyo. Hemos tenido que coger un tren bala y hacer trasbordo a un tren regional. Aquí lo principal que queríamos ver era la zona de templos que esta declarada como patrimonio de la humanidad de la UNESCO y está a unos 30 minutos andando de la estación de tren. La verdad es que la ciudad se veía muy muy tranquila y apenas había gente, ni turistas por la calle. ¡Qué gusto, comparado con el día de ayer!

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Lo más bonito de hoy ha sido el entorno en el que estaban los templos, entre bosques de cedros y cipreses gigantescos y muros llenos de musgo. La pena es que muchos de los principales templos estaban en obras en estos momentos y no hemos podido verlos, pero aún así, los templos que se pueden ver han merecido totalmente la pena. El templo de Rinno-ji está en obras, así que sólo hemos podido ver las estatuas de los budas y como tienen montadas las obras. Aquí cuando se ponen de obras, se ponen, han montado una estructura alrededor del templo que parece una fabrica en lugar del templo. También como parte de la visita te dejan entrar para ver como van las obras, así que puedes subir a una planta octava para ver la que tienen liada de grúas de pórtico y maquinaria pesada. Desgraciadamente (para nosotros)hay varios templos de Nikko que están en fase de rehabilitación, ea se ve que los templos de madera no se llevan bien con los terremotos, por lo que tenemos que ceñir la visita a lo abierto.

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Luego hemos ido al templo de Taiyuin-byo, aquí también estaba en obras la primera puerta de la entrada, pero el resto de edificios son impresionantes en si mismos y por el entorno. Tienen 4 figuras de unas deidades guardianas muy curiosas que dirán lo que quieran que son budistas o no se que, pero para mi que los han sacado de bola de dragón. El templo tiene muchas escaleras pero merece la pena, esta como excavado en el valle y esta rodeado de cipreses centenarios que junto a la piedra y el musgo le da una atmosfera de lo más especial. Sin duda, merece la pena buscar un hueco para observar tranquilamente el entorno de templo y disfrutar de su silencio y tranquilidad. Nos encantó. Este templo, parece que esto es extensible para el resto de templos de Nikko, tiene una componente brilli brilli, con un uso de dorados y colores vivos que no habíamos en otros templos  (y de templos en Japon ya somos expertos).

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Lo siguiente ha sido ver el santuario Tosho-gu, que se compone de varios edificios. A la entrada hay un torii de piedra y una pagoda. Luego hay varios edificios donde destaca el que tiene una imagen de un elefante. Sobre este elefante hay que destacar que el autor no había visto nunca un elefante y está pintado de oidas…. el resultado es el esperable. En otro hay una figuras de tres monos sabios representando los principios del budismo tendai (no oir el mal, no ver el mal, no hablar del mal), por la aglomeración de personas haciendo fotos, tiene que ser muy pero que muy popular aquí en Japón. En este templo esta en obras la puerta principal Yomei-mon, lo cual es una pena porque por las fotos hemos visto que era uno de los edificios más bellos.

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A continuación hemos visto unas escaleras (muchas!!) y pensando que llevaban a algún templo importante las hemos subido, pero ha sido un palizón de escaleras que no ha merecido la pena porque arriba había un mini templete, sin nada en particular, y un árbol muerto de cedro japonés transformado en santuario (dicen que si le rezas al árbol te traerá suerte…. con subir dos veces por semana te aseguras que has hecho todo el deporte necesario y que has quemado toda la panceta y cerveza que has comido).

A la bajada de las escaleras, ya recobrado el aliento pasamos por una puerta. Encima de ella nos dimos cuenta que estaba la escultura de una gata (esto lo sabemos porque lo vimos en la guía). Es muy pequeña, de unos 25 cm, y por lo que dice la guía es muy admirada en Japón por su realismo. Entre nosotros, no es para tanto, es más, si no lo hubiéramos leído en la guía ni nos hubiéramos parado a ver. Pero esos somos nosotros, los Japoneses estaban apuntando a la pobre gata con unas cámaras cuyos objetivos eran mas grande que la propia gata y haciendo ráfagas de fotos…pero vamos ni que se fuera a mover el pobre animal.

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Del photocall de la gata nos fuimos al pabellón principal, por lo que toca descalzarse y acceder. El templo esta lleno de dorados, las paredes pintadas sobre un azul turquesa… es espectacular. Cuando llegamos los monjes estaban retirando las ofrendas que les habían hecho hoy, supongo que para dar buena cuenta de ella…. lo que nos preguntamos es que pasa con toda la cerveza y el sake (vino) de las ofrendas… no parecen tantos monjes para tanto alcohol! Volviendo al edificio, destacar los trabajos de carpintería del techo y paredes. La lastima del templo, que es relativamente pequeño, es que está tomado por mostradores donde los monjes están intentado vender amuletos para atraer la buena suerte a tu casa, para que los partes vayan bien, para que la declaración te salga a devolver, etc… hasta corbatas!

Después de ver la sala principal hemos ido a ver otra sala donde los monjes te enseñan una pintura que hay en el techo de un dragón (kan). Resulta que cuando el monje se pone debajo de la pintura del dragón y da unos golpes con dos palos suena de forma distinta a cuando le da esos golpes en otra zona de la sala. Dicen que es el rugido del dragón, pero vamos a ser sinceros… mi tripas rugen con mas intensidad que ese dragoncillo. El pabellón es muy bonito, con vivos colores y profusamente decorado. Lastima que en este, como casi en el resto de templo, no dejen hacer fotografías en los interiores.

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De aquí ya nos hemos vuelto a la estación de tren porque se estaba poniendo el cielo super oscuro y teníamos que coger el tren de las 17.07 y luego volver a hacer el trasbordo a la estación de Tokio.

Como hoy es nuestro último día que tenemos el japan rail pass hemos cogido el monorrail para probarlo y para ver la zona que atraviesa el río, los rascacielos, el hipodromo….  esta muy simpático el recorrido, ya que al principio va zigzageando entre rascacielos y a una altura de unos 15 metros que te proporciona unas vistas privilegiadas sobre Tokio. Ya de de aquí nos fuimos para el hotel a descansar y a decidir que hacemos mañana…

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