domingo, 28 de junio de 2015

Día 22 - 28 de junio: volando vuelvo

Nuestro avión salía hoy a las 13:15 del aeropuerto de Narita, así que hoy nos lo hemos tomado con calma. Nos hemos limitado a preparar maletas, hacer el check out e ir a la estación a coger el tren, aunque por el camino casi nos da un pallús de subir los 69 escalones cargados con las maletas por la entrada de la estación de Hamamutsucho, menos mal, que luego si había escaleras mecánicas e incluso ascensor. Narita es el aeropuerto que está más lejos de Tokio pero lo tienen bien montado porque tienen muchisimas opciones para llegar: tienen varios trenes con distintos precios y duración del viaje y también buses. Nosotros al final nos hemos decantado por coger el mismo que nos trajo a la ida. Así que hemos ido a Nippori y hemos cogido el limited express que en 70 minutos nos ha llevado al aeropuerto. Por lo demás, todo ha ido viento en popa. Es un aeropuerto muy bien organizado, silencioso y eficiente. Apenas hemos tenido que esperar y el avión ha salido superpuntual. A ver si eso se repite en Roma, donde tenemos que hacer el siguiente trasbordo para llegar a Madrid.

Actualización: Dos horas de retraso en Roma. uffff

Actualización 2: Menudo recibimiento en Madrid, de lujo!!!! Así da gusto volver a casa.

Hoy ha sido el punto y final de este viaje tan especial y tan interesante que nos ha llevado a lo largo y ancho de Japón. Ahora toca volver a la rutina, y…. pensar en el siguiente.

sábado, 27 de junio de 2015

Día 21 - 27 de junio - Tokyo, que ya nos vamos!

Hoy las predicciones también daban lluvia y el cielo estaba gris como si fuera a caer la mundial… así que pensamos que podía ser un buen día para visitar algún museo. Bueno, pues al final estuvo todo el día encapotado pero no cayó ni una gota…. Incluso llegó a salir un rayo de sol a las 7 de la tarde cuando estaba anocheciendo…. ¡increíble!

Total, que hoy comenzamos el día otra vez en Ueno, donde habíamos estado justo la primera tarde que llegamos. En el parque de Ueno es donde se encuentra el museo nacional de Tokio, pero también hay otros como el de ciencia y naturaleza. En principio sólo íbamos a ver el primer museo pero de repente vimos la ballena gigante que tienen en la entrada del museo de ciencias y como las ciencias nos llaman más que las letras, acabamos entrando. La pena es que tenían algunas salas cerradas y que la mayor parte de las explicaciones no venían en inglés, pero aún así fue bastante interesante de ver. Primero entramos en un teatro 360º, en el que proyectan dos películas de 15 minutos que puedes ver de pie  en 360º, tipo 3D. Las dos eran en japonés, pero aquí lo importante eran las imágenes espectaculares porque una era sobre la estructura de la Tierra (corteza, manto, etc.) y la otra era sobre la biodiversidad marina. Luego fuimos a ver las salas que tienen sobre zoología donde había una gran variedad de animales mamíferos disecados de todo el mundo, así que podías comparar los tamaños de los bufalos, los gamos, camellos ¡hasta tenían un lince o similar!. También tenían disecados otros animales pero la colección era menos espectacular (aves, réptiles, insectos…). En otra sala tenían colecciones de botánica y de diversos hábitats. Además, habían dedicado una sala a la ingeniería y tenían expuestos un avión, antiguas computadoras y  explicaban los orígenes de la escuela de ingeniería de Tokio y como revolucionaron su industria (a finales del siglo XIX los japoneses se trajeron expertos y profesores de ingeniería y arquitectura para poder modernizar el país). El otro edificio del museo se dedica a aspectos de Japón (su origen, botánica, geología, zoología….).

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De aquí nos fuimos al museo que inicialmente teníamos planeado ir: el museo nacional de Tokio. En él se expone diversas figuras de budas de Japón y de otros países del sudeste asiático, momias egipcias, cerámica china, kimonos japoneses, katanas, armaduras de samuraí, etc….También aquí tenían algunas salas y edificios cerrados, se ve que no hemos tenido mucha suerte….

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Después de tanto museo nos fuimos a dar un paseo por Asakusa, que pillaba más o menos cerca, porque queríamos acercarnos a la zona comercial que había por allí, aunque había más gente que en la guerra, así que después de estar un rato paseando nos volvimos al hotel a descansar un poco las piernas que los museos cansan muchísimo. Esta iba a ser nuestra última noche en Tokio así que antes de salir a cenar dimos una vuelta por la torre de Tokio y vimos el templo Zojoji, que resulta que tampoco lo habíamos visto  porque estaba justo en el lado opuesto del que habíamos visto la torre. Al final acabamos cenando en un sitio que luego averiguamos que era un sitio de barbacoas coreanas (aquí no es tan fácil distinguir un restaurante japonés, chino o coreano salvo que lo ponga claramente). Estuvo divertido, porque no lograbamos entendernos con las camareras, pero al final conseguimos comer panceta a la coreana en hojas de lechuga… ¡vaya idea!

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Se nos olvidaba, resulta que Juan Valdes (el del café de Colombia), en sus años de juventud tuvo que haber echado una canita al aire por tierras niponas. Aquí tenemos las prueba irrefutable.

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viernes, 26 de junio de 2015

Día 20 - 26 de junio: Tokio, round two

El día amaneció muy nublado, así que obviamente tampoco hoy fuimos al monte Fuji, porque con tantas nubes no hubieramos podido ver nada y tampoco podíamos subir al pico porque la etapa de montañismo comienza en julio. Nos apetecía quedarnos en Tokio y ver más tranquilamente algunas zonas que nos habían gustado o que no habíamos podido ver bien la anterior vez.

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Como el hotel estaba relativamente cerca del mercado de pescado, decidimos ir andando paseando por la zona de Shimbasi que está llena de rascacielos. En el mercado estuvimos echando un vistazo a la zona de tiendas porque la anterior vez que estuvimos muchas estaban cerradas. También aprovechamos para ver un templo budista que justo estaba muy cerca y que no habíamos visto antes, incluso pillamos parte de la misa. Aquí es cuando comenzó a llover y ya no paró en todo el día.

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Luego continuamos dando un paseo por Ginza hasta la estación de Yurakucho, en la que cogimos el tren para ir a Shibuya para verlo de día. Sigue estando repleto de gente pero mola más verlo de noche con sus carteles luminosos, multitud de pantallas gigantes y su música estridente. De aquí queríamos ir a Shinjuku andando porque la anterior vez se nos había hecho tarde y sólo habíamos estado de refilón. De camino pasamos por la zona de Omotesando y la Takeshita dori y aquí ya si que se puso a caer el diluvio universal, así que cuando llegamos a Shinjuku pensamos en volver a ir al edificio del ayuntamiento para ver las vistas de Tokio de día (la anterior vez lo hicimos de noche) y también a refugiarnos un poco de la lluvia. Las vistas tampoco es que fueran excelentes porque no había una perfecta visibilidad pero bueno…. tiene su encanto.

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De aquí fuimos a dar una vuelta por Shinjuku o mejor dicho por los pasedizos de Shinjuku porque de repente te metías por un subterráneo de la estación y ya no lograbas salir hasta 20 minutos después. Es una amalgama de pasillos y salidas a través de los rascacielos. Nosotros acabamos saliendo a cielo abierto por el hall de uno de estos rascacielos. Como seguía lloviendo a mares y nos habían dicho que merecía la pena entrar en unos grandes almacenes y ver la sección de alimentación, aprovechamos para entrar en el primero que encontramos. Eso era como la sección gourmet de El Corte Inglés, lleno de stands de platos preparados y repostería cara. Estaba repleto de gente, así que nos fuimos y acabamos otra vez en los pasadizos de la estación de tren de Shinjuku (todos los caminos van a estos pasadizos). Ya no nos encontrábamos con fuerzas para volver a buscar la salida correcta y como fuera estaba diluviando decidimos volvernos al hotel a que se nos secaran los pies al menos. Al final acabamos cenando cerca del hotel.

jueves, 25 de junio de 2015

Día 19 - 25 de junio: Nikko, el Kioto del norte

Hoy no teníamos muy claro que visitar. Estábamos entre ir a acercarnos a ver el monte Fuji o ir a Nikko. Hemos ido a la oficina de turismo a preguntarles y nos han recomendado que no fuéramos a los alrededores del monte Fuji (a Kawaguchico o Hakone) porque estaba nublado y no íbamos a poder ver las vistas de la montaña (y mañana tampoco porque entra un frente que va a traer lluvia todo el fin de semana). Monte Fuji, te quedas como pendiente para el próximo viaje a Japón.

Al final hemos decidido irnos a Nikko, que es una ciudad a unas 2 horas al norte de Tokyo. Hemos tenido que coger un tren bala y hacer trasbordo a un tren regional. Aquí lo principal que queríamos ver era la zona de templos que esta declarada como patrimonio de la humanidad de la UNESCO y está a unos 30 minutos andando de la estación de tren. La verdad es que la ciudad se veía muy muy tranquila y apenas había gente, ni turistas por la calle. ¡Qué gusto, comparado con el día de ayer!

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Lo más bonito de hoy ha sido el entorno en el que estaban los templos, entre bosques de cedros y cipreses gigantescos y muros llenos de musgo. La pena es que muchos de los principales templos estaban en obras en estos momentos y no hemos podido verlos, pero aún así, los templos que se pueden ver han merecido totalmente la pena. El templo de Rinno-ji está en obras, así que sólo hemos podido ver las estatuas de los budas y como tienen montadas las obras. Aquí cuando se ponen de obras, se ponen, han montado una estructura alrededor del templo que parece una fabrica en lugar del templo. También como parte de la visita te dejan entrar para ver como van las obras, así que puedes subir a una planta octava para ver la que tienen liada de grúas de pórtico y maquinaria pesada. Desgraciadamente (para nosotros)hay varios templos de Nikko que están en fase de rehabilitación, ea se ve que los templos de madera no se llevan bien con los terremotos, por lo que tenemos que ceñir la visita a lo abierto.

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Luego hemos ido al templo de Taiyuin-byo, aquí también estaba en obras la primera puerta de la entrada, pero el resto de edificios son impresionantes en si mismos y por el entorno. Tienen 4 figuras de unas deidades guardianas muy curiosas que dirán lo que quieran que son budistas o no se que, pero para mi que los han sacado de bola de dragón. El templo tiene muchas escaleras pero merece la pena, esta como excavado en el valle y esta rodeado de cipreses centenarios que junto a la piedra y el musgo le da una atmosfera de lo más especial. Sin duda, merece la pena buscar un hueco para observar tranquilamente el entorno de templo y disfrutar de su silencio y tranquilidad. Nos encantó. Este templo, parece que esto es extensible para el resto de templos de Nikko, tiene una componente brilli brilli, con un uso de dorados y colores vivos que no habíamos en otros templos  (y de templos en Japon ya somos expertos).

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Lo siguiente ha sido ver el santuario Tosho-gu, que se compone de varios edificios. A la entrada hay un torii de piedra y una pagoda. Luego hay varios edificios donde destaca el que tiene una imagen de un elefante. Sobre este elefante hay que destacar que el autor no había visto nunca un elefante y está pintado de oidas…. el resultado es el esperable. En otro hay una figuras de tres monos sabios representando los principios del budismo tendai (no oir el mal, no ver el mal, no hablar del mal), por la aglomeración de personas haciendo fotos, tiene que ser muy pero que muy popular aquí en Japón. En este templo esta en obras la puerta principal Yomei-mon, lo cual es una pena porque por las fotos hemos visto que era uno de los edificios más bellos.

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A continuación hemos visto unas escaleras (muchas!!) y pensando que llevaban a algún templo importante las hemos subido, pero ha sido un palizón de escaleras que no ha merecido la pena porque arriba había un mini templete, sin nada en particular, y un árbol muerto de cedro japonés transformado en santuario (dicen que si le rezas al árbol te traerá suerte…. con subir dos veces por semana te aseguras que has hecho todo el deporte necesario y que has quemado toda la panceta y cerveza que has comido).

A la bajada de las escaleras, ya recobrado el aliento pasamos por una puerta. Encima de ella nos dimos cuenta que estaba la escultura de una gata (esto lo sabemos porque lo vimos en la guía). Es muy pequeña, de unos 25 cm, y por lo que dice la guía es muy admirada en Japón por su realismo. Entre nosotros, no es para tanto, es más, si no lo hubiéramos leído en la guía ni nos hubiéramos parado a ver. Pero esos somos nosotros, los Japoneses estaban apuntando a la pobre gata con unas cámaras cuyos objetivos eran mas grande que la propia gata y haciendo ráfagas de fotos…pero vamos ni que se fuera a mover el pobre animal.

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Del photocall de la gata nos fuimos al pabellón principal, por lo que toca descalzarse y acceder. El templo esta lleno de dorados, las paredes pintadas sobre un azul turquesa… es espectacular. Cuando llegamos los monjes estaban retirando las ofrendas que les habían hecho hoy, supongo que para dar buena cuenta de ella…. lo que nos preguntamos es que pasa con toda la cerveza y el sake (vino) de las ofrendas… no parecen tantos monjes para tanto alcohol! Volviendo al edificio, destacar los trabajos de carpintería del techo y paredes. La lastima del templo, que es relativamente pequeño, es que está tomado por mostradores donde los monjes están intentado vender amuletos para atraer la buena suerte a tu casa, para que los partes vayan bien, para que la declaración te salga a devolver, etc… hasta corbatas!

Después de ver la sala principal hemos ido a ver otra sala donde los monjes te enseñan una pintura que hay en el techo de un dragón (kan). Resulta que cuando el monje se pone debajo de la pintura del dragón y da unos golpes con dos palos suena de forma distinta a cuando le da esos golpes en otra zona de la sala. Dicen que es el rugido del dragón, pero vamos a ser sinceros… mi tripas rugen con mas intensidad que ese dragoncillo. El pabellón es muy bonito, con vivos colores y profusamente decorado. Lastima que en este, como casi en el resto de templo, no dejen hacer fotografías en los interiores.

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De aquí ya nos hemos vuelto a la estación de tren porque se estaba poniendo el cielo super oscuro y teníamos que coger el tren de las 17.07 y luego volver a hacer el trasbordo a la estación de Tokio.

Como hoy es nuestro último día que tenemos el japan rail pass hemos cogido el monorrail para probarlo y para ver la zona que atraviesa el río, los rascacielos, el hipodromo….  esta muy simpático el recorrido, ya que al principio va zigzageando entre rascacielos y a una altura de unos 15 metros que te proporciona unas vistas privilegiadas sobre Tokio. Ya de de aquí nos fuimos para el hotel a descansar y a decidir que hacemos mañana…

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